Juan Diego Castillo / Fundación Batuta

Relatos del Mar en Cartagena: Una sinfonía de conexión y comunidad 

Con una asistencia de más de 1.100 personas, la Orquesta Sinfónica de Cartagena presentó por primera vez un concierto al aire libre en el parque Bicentenario, organizado por la Fundación Salvi, con el apoyo del MinCultura y la Fundación Batuta en el marco del programa presidencial Sonidos para la Construcción de Paz. 

Bogotá, 15 de noviembre 2024. 

El parque Bicentenario, ubicado en el barrio del mismo nombre al sur de Cartagena -donde está “la otra ciudad”- se vistió de gala para convertirse en el escenario de un concierto memorable. Robert y su combo de amigos, unos niños de 12 y 13 años suelen reunirse allí al final de la tarde para jugar fútbol, pero este lunes festivo, 11 de noviembre, se encontraron con un ambiente distinto: había fila y alboroto. Entraron al lugar y el escenario estaba iluminado de azul que anunciaba que los instrumentos estaban listos para un concierto. 

Se sentaron en las gradas con cara de asombro y uno de ellos se preguntó con el clásico regionalismo, “¿Eche y esta vaina?  ¿Y a qué hora desocuparán la cancha? Pero como nadie dijo nada, resignados se dispusieron a observar. 

En ese instante llegó el silencio. En fila, 41 músicos, entre niños, niñas y jóvenes, tomaron sus lugares. La directora de la orquesta, Paola Ávila, apareció en escena y los sonidos sinfónicos de violines, violonchelos, cornos, bajo, el piano y otros instrumentos extraordinarios se unieron en una sola melodía: el himno de Cartagena, compuesto por Adolfo Mejía Navarro con arreglos de Aurelio Zarelli. 

Así, los sonidos sinfónicos invadieron el parque Bicentenario. Era la puesta en escena de “Hacia el Sur los Relatos del Mar”, el concierto con el que la Orquesta Sinfónica de Cartagena rindió sentido homenaje a la independencia de la ciudad, cerrando con broche de oro el proceso de formación musical que se viene adelantando con niños y jóvenes locales. 

El evento, de entrada gratuita, fue organizado por la Fundación Salvi, con el apoyo del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes y la Fundación Batuta en el marco del programa presidencial Sonidos para la Construcción de Paz. Reunió a más de 1.100 personas, entre niños, niñas, jóvenes y adultos del barrio Bicentenario, ubicado a 45 minutos del centro de la ciudad. 

La directora de la orquesta, Paola Ávila, una joven bogotana de 32 años, condujo la orquesta durante hora y media con un repertorio que evocó historias de travesías y aventuras entre España y las Américas a través de los océanos. Este viaje musical revivió relatos muchas veces dramáticos, épicos, que en ocasiones se tornaron serenos y románticos, contribuyendo al mosaico cultural de ciudad heroica. 

El repertorio incluyó obras de renombrados compositores españoles como Manuel de Falla y Gerónimo Giménez, así como piezas del francés Georges Bizet, inspiradas en la España, como Suite No 1 de “Carmen Toreadores”; Hay Amores, de Antonio Pinto; Capricho español, de Nicolai Rimsky-Korsakov, preludio de la Tercera salida de Don Quijote, de Adolfo Mejía Navarro; Fiesta de negritos y las famosas Colombia Tierra Querida, de Lucho Bermúdez, y Cali Pachanguero, de Jairo Varela. 

Una de las artistas que brilló por su interpretación precisa del violín fue María Victoria Silva, la concertina de la orquesta, una joven venezolana que fue acogida por el proyecto de formación musical de la Fundación Salvi. Ella habla con orgullo por ser parte de la Orquesta Sinfónica de Cartagena: “La formación que recibimos, el apoyo y la confianza han sido inmensos. Además, la música me ha fortalecido como persona y me ha ayudado a superar el estigma y el bullying que enfrentamos los migrantes”. Y concluyó diciendo: “Todos los niños y jóvenes deberían tener clases de música, porque la música transforma y nos da paz”. 

Finalmente, el concierto logró su cometido al ofrecer una experiencia musical de alta calidad y fortalecer el vínculo entre los artistas y la comunidad local, permitiendo que la música arribe a nuevos públicos, “fomentando la apreciación por el arte”, como explica con emoción María Gabriela Fals, directora del proyecto en la Fundación  Salvi y coordinadora del evento.  

Así como el parque Bicentenario fue construido por el hotel Cartagena Hilton, en cumplimiento del fallo del Consejo de Estado que le ordenó destinar un espacio para al uso y recreación de toda la comunidad, de la misma manera, la música y el arte se abren espacio en escenarios como este, llegando a comunidades vulnerables que rara vez pueden disfrutar de un concierto sinfónico. 

Mientras seguíamos el concierto, los periodistas nos fijamos una y otra vez en Robert y sus amigos. Vimos cómo sus rostros se iluminaron al escuchar su primer concierto sinfónico. “¡Que vaina más bacana!, se les escuchó decir emocionados. Al terminar, como era de esperarse, el público pidió una repetición de ese Cali Pachanguero que sabe despertar las sonrisas y los bailes que finalmente se apoderaron del lugar. Cuando les preguntamos a algunos de los asistentes que nos rodeaban si les gustaría asistir a otro concierto, exclamaron sin dudar: ¡Ajá, claro que sí! Algo así movidito, ¡chévere!”. 

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